viernes, 27 de julio de 2012

Vida tras vida... Golpe tras golpe





Los fantasmas de los vivos son mucho peores que los muertos. Su recuerdo te persigue hasta darte caza y te atraviesa con sus mil puñaladas de dolor. Te azota el cuerpo con la agonía mientras que tu cara es cortada por dos gélidas lágrimas...

Finalmente te abandona en el duro asfalto, ya se ha divertido contigo y te deja  a merced de los elementos... Consigues incorporarte a duras penas; la sangre deja de manar e las heridas y poco a poco dejan de escocer, hasta que ya no sientes nada: ni tristeza ni alegría, ni agonía ni pena. Eres una cáscara vacía, un ser muerto en vida. Ahora una nueva sensación se posa sobre tu hombro: la Soledad. Se clava como una saeta en tu cráneo, como una presa atravesada por el filo de las flechas. Te hunde en ese pétreo suelo que parece hecho de barro y te sientes insignificante, terriblemente insignificante y frágil, terriblemente frágil.